Hace ya tiempo que este invento del mundo globalizado ha tomado cariz de cotidiano y no nos podemos extrañar de que oportunidades de negocio e intereses comerciales se distribuyan a lo largo de áreas geográficas que abarcan países y euroregiones. Nos hemos acercado a un momento donde, al estilo de un cuento de hadas, las grandes empresas escogen ubicar sus sedes de entre una competición de pretendientes, a aquel que incluya los mejores ratios de estabilidad, infraestructuras y cualificación. Es una nueva pelea donde las regiones de Europa compiten desde una perspectiva que escapa muchas veces a los intereses de los estados de los que forman parte, es una competición dura pero justa, sin lealtades ni falsos abrazos.
Desde la experiencia del último año trabajando desde Irlanda, país donde los vascos tenemos una fenomenal colonia de personas extremadamente cualificadas a las que he tenido el placer de conocer, he tenido la oportunidad de pensar sobre cómo es posible que Irlanda acapare un ingente volumen de sedes de grandes empresas americanas y en Bilbao, por ejemplo, tengamos un edificio, hasta hace poco su torre más alta, semivacío.
He encontrado dos planos de razonamiento, en los que en ambos nos corresponde, social y políticamente, trabajar de forma activa para atraer capital humano y sedes empresariales.
Existe un plano social, en el que tenemos por un lado el complicado reto de ser una población que envejece a ritmos imposibles, nuestras pirámides poblacionales se acercan a la de una sociedad donde los mayores más saludables no podrán nunca optar a una jubilación por necesitar nuestra sociedad de ellos para mantener el sistema.
A nivel de la CAV hoy en día hay una diferencia de 2 puntos a favor del porcentaje de mayores de 65 años respecto de los menores de 20, para hacernos una idea hay mas personas de 66 años que de 20. En 2026 el segmento de mayor porcentaje de población será el de 50 años. Estos datos de la CAV no son muy diferentes de los de Navarra.
A esta problemática se le añade la ingente cantidad de talento joven que nos ha abandonado desde el año 2007, los jóvenes formados y preparados en las universidades públicas y privadas vascas y navarras han migrado por ofertas de trabajo que entre otras cosas proporcionan un futuro, un salario alto con un coste de la vida medio alto, un respeto escrupuloso para con los derechos laborales que se observan al máximo en su cumplimiento y una experiencia en otro país con un idioma y un universo de cosas por descubrir.
No podremos igualar la oferta que nuestro talento ha recibido pero podemos construir los mimbres para que “volver a casa” no sea una derrota sino una progresión en la carrera profesional de nuestros jóvenes, no hay muchos lugares que puedan competir con nosotros en calidad de vida, en calidad y servicios del sistema sanitario, en diversidad y ocio, en actividades, paisajes y naturaleza, pongamos el resto en crear todo ese cimiento social para atraer a todo “nuestro” talento.
Las empresas debemos exigirnos un escrupuloso y tajante cumplimiento de los derechos laborales, de cada detalle que permite a un trabajador sentirse respaldado por la empresa.
Debemos además actualizar los organigramas y horarios de trabajo, nadie es mejor por hacer su trabajo durante más horas, el trabajo en una oficina dura de 9 a 17 horas, si en ese tiempo no has podido hacer tu trabajo es que no lo haces bien o que hace falta una persona más en tu departamento, nadie es capaz de trabajar al 100% delante de un ordenador 12 horas durante 5 días seguidos. ¿2 horas para comer para trabajar hasta las 20 horas?. Es un concepto de eficiencia, pero también crea un clima social, y una redistribución de los horarios que afecta positivamente a la vida familiar y eso es también la deseada estabilidad.
Debemos potenciar el inglés, hoy en día el inglés es la lengua vehicular mundial y triunfará más que nada porque gramaticalmente es sencilla y los anglófonos no tienen ningún interés en aprender ninguna otra. Nosotros somos una sociedad bilingüe como producto de la riqueza de nuestra diversidad, hablar Euskera y Castellano es una actitud de respeto a la sociedad con la que convives, un pensamiento moderno no debe cuestionarse que en una sociedad bilingüe, todos sus miembros tienen el mismo derecho a ser respondidos en la lengua que ellos consideran propia.
Sin menoscabar un ápice el aprendizaje de la lengua vasca, el mínimo exigible en inglés al final de la ESO debería comprender la capacidad del alumno de desenvolverse oralmente en este idioma. Y esto es importante, mucho, porque no podemos pedirle al presidente de Google o Facebook que abra una oficina en Pamplona o Bilbao con un 5% de personas capacitadas para hablar inglés en toda la ciudad.
Por tanto, horarios de trabajo, conciliación familiar, respeto a los derechos laborales e inglés en el cóctel social.
Existe también un plano político, es un plano complejo porque debemos primero vencer conceptos anclados en la memoria colectiva de la sociedad en uno y otro extremo del pensamiento político, la verdad es que navegamos directos hacia una Europa de euroregiones, navegamos en un barco movido por un huracán, obstinarse en lo contrario, es como aquel que hacia finales del siglo XIX, mientras pasaban los primeros vehículos a vapor se aferraba a su burro como queriendo cambiar con su obstinación el futuro que estaba por llegar.
Los viejos estados medievales han creado precisamente la Unión Europea como una forma de morir lenta y dignamente, ninguno de ellos quiere morir producto de independencias de las diversas regiones y naciones que contienen, sino que esperan hacerlo en la balsa de aceite de la construcción europea, morir de forma digna como queriendo entregar su destino a un proyecto mayor. Sea como fuere llegará y las euroregiones, verdaderos depositarios originales de la esencia europea tomarán carta de naturaleza política plena.
Hay un vacío en la oferta de vino y rosas que nuestro talento y otros profesionales europeos deben recibir, nos hace falta un concepto político que de forma a toda esta suma, es necesario, mucho, que los territorios forales de Bizkaia, Álava, Gipuzkoa y Navarra se unan en una confederación de lo que son, territorios forales, no para ser más vascos o más españoles, ni para dejar de serlo, no para construir un proyecto político propietario de una parte de la sociedad, no como puente a una separación de España, sino para crear algo tangible y potente. Juntos tenemos más oportunidades de captar negocio y talento que separados, más oportunidades y los mismos problemas de pirámide poblacional, la misma población envejecida y el mismo talento “fugado”.
No se trata de que nadie deje de ser español si lo siente, ni vasco, ni que nadie renuncie a nada, se trata de dejarse de las peleas de los últimos 200 años, crear algo necesario y urgente, y seguir peleándonos al día siguiente por todo lo demás.
Se trata de tener un sujeto que en Europa esté representado de forma y manera que a un inversor Ingles o Sueco no tengamos que explicarle que Basque Country es Euskadi, ¡que no es el French Basque Country!, que es la CAV una comunidad autónoma que tiene diferentes instituciones forales que a su vez le van a decir cuánto va a pagar su empresa.
Es enormemente tedioso lo complicado que es situar en el mapa de los negocios europeos lo atractivo que es Basque Country para un inversor. Se trata de crear un concepto político que permitan asociar nuestro nombre a nuestro valor estratégico como área de inversión, como lo hacemos nosotros cuando alguien nos habla de Irlanda o Dinamarca.
Creo que es un sentimiento personal, pero creo que todos querríamos solucionar nuestra problemática, y para ello no tenemos que captar negocio para Madrid, ni para Sevilla, sino ofrecernos, ofrecer nuestra confederación de territorios forales como una excepcional área de inversión para empresas que busquen infraestructura, personal cualificado y estabilidad, es por tanto que dotarnos de un concepto político es un medio para la propia supervivencia de nuestra sociedad en los estándares que ahora mismo disfruta.
Podemos no hacerlo, de hecho ahora mismo no lo hacemos, cada uno puede ir por su lado y explicar su “película” con sus reducidos medios, su reducido territorio y su reducido poder de seducción, pero podemos hacerlo juntos y hacerlo bien. Podemos esperar 20 o 30 años, que la Unión Europea sustituya las estructuras de estado, pero entonces ya habrá otras euroregiones que nos habrán doblado el lomo, estaremos a la cola y seguiremos en la cola, con un país lleno de ofertas baratas para turistas y jóvenes que emigran sin opción alguna de quedarse, un país de señores mayores donde no habrá nada para nuestros hijos y nietos.
Necesitamos aumentar nuestra autonomía, aumentarla respecto al estado sobretodo en la capacidad presencial en órganos europeos, no vale con ser una comunidad autónoma al uso. Nuestros políticos deben guiar la voz, deben comprender que la clave de la continuidad de nuestro modelo de bienestar descansa en las estrategias descritas.
Podemos catapultar los 4 territorios forales como una de las euroregiones de referencia para empresas IT y “startups”, traer a casa a nuestros hijos e hijas, crear prosperidad para nuestros nietos y nietas y todo ello actuando solamente con sentido común.
Debemos contarle al mundo que existimos, debemos crear marca, debemos dotar a esa marca de un nombre atractivo, no pelearnos por como lo llamamos nosotros, sino discutir como lo llaman ellos, que nombre promocionas y como.
Por tanto unión foral, marca y publicidad, autonomía y presencia en Europa en el cóctel político.
Descritos ambos planos de pensamiento y detallado los ingredientes del cóctel a crear, solo nos queda ponernos en marcha, juntos, con la ilusión de quien trabaja por el futuro de sus hijos y nietos, con la certeza de que conocemos el problema y lo estamos atacando en la dirección correcta. Me queda permitirme una licencia, me gustaría proponer un nombre para tan insigne proyecto, sea este “Proyecto Vasconia”.